Aire acondicionado: ¿Sí o no?
Una pregunta bastante habitual que suelen hacerse los usuarios y las familias antes de instalar nada. Aire acondicionado, ¿sí o no? ¿Realmente lo necesito? ¿Me será de utilidad? ¿Voy a aprovecharlo? Desde Instala Tu Caldera nos gustaría aprovechar estas nuevas líneas de nuestro blog para tratar de convencerte de su eficacia. ¡Comenzamos!
Lo primero en lo que queremos incidir es que somos conscientes que la utilización de este electrodoméstico es fuente de problemas y disputas en toda clase de hogares o en centros de trabajo y oficina. La mayoría de ellas tienen que ver con la temperatura elegida, pero lo cierto es que el mejor consejo que podemos seguir es apostar por un uso responsable y siempre primando el sentido común.
El principal motivo para no querer instalar un aire acondicionado en el hogar tiene que ver con lo perjudicial que pueden resultar los cambios de temperatura para nuestra salud. Por eso, como siempre hemos recomendado, lo ideal será siempre apostar por una temperatura homogénea y constante, evitando que sea inferior a 24 grados en las épocas más calurosas del año.
No es necesario colocarlo a 18 o 19ºC para tener una estancia fresca. Al revés. Si queremos contar con un hogar agradable, lo ideal será programarlo para que se obtenga la temperatura ideal de forma paulatina y gradual. Solo así evitaremos esos cambios bruscos de temperatura.
Es importante remarcar que un hogar confortable es fuente de salud, pudiendo estar más relajados y concentrados, evitando episodios de estrés.
Junto a la temperatura del aire, la calidad del mismo suele ser otro de los problemas más habituales a la hora de instalar o no un aire acondicionado en casa. Problemas respiratorios o alergias suelen ser contraindicaciones de este electrodoméstico, aunque está comprobado que es más dañino tener las ventanas abiertas. Así, la principal recomendación para los alérgicos es aprovecharse de sus beneficios para el hogar. No en vano, gracias al aire acondicionado es posible combatir el polvo y los ácaros, siempre y cuando los equipos se encuentren perfectamente revisados, limpios y en óptimas condiciones.
En último lugar, tampoco se podrá agarrar uno a la excusa del ruido, bastante habitual hace unos años. Nos encontramos ante aparatos extremadamente silenciosos y que apenas generan contaminación acústica en la estancia en la que se encuentren.